Argavieso se sitúa en la antigua vía roma Ilerda-Osca. Nada más llegar al municipio, lo primero que llama la atención es el monumental Castillo-Palacio de los Gurrea, situado al final del núcleo urbano en una colina rocosa sobre la que se localiza el pueblo. Este Castillo se encuentra deteriorado por el paso de los años, pero guarda en su interior un bello patio renacentista del siglo XVI.
La iglesia parroquial, construida entre los siglos XVIII y XIX se encuentra al otro lado del pueblo.
Además, Argavieso y su "Peña Mora", forma parte de la "Ruta de las piedras fecundantes", formaciones de arenisca a la que se atribuyen ritos paganos de fertilidad.
A continuación puedes encontrar los lugares más destacados de la localidad:
Iglesia de la Natividad
Su templo parroquial está dedicado a la Natividad de Nuestra Señora, es de tipo popular, estando levantado en sillería y ladrillo, consta de una sola nave de cuatro tramos cubierta con bóveda de cañón de de lunetos muy pequeños, estando la capilla Mayor con bóveda elíptica sobre pechinas. Tiene coro a los pies en alto, sobre maderos con frente adintelado. Su portada está protegida por cancel de madera, es de ingreso bajo arco de medio punto enmarcado por tres arquivoltas y esta cobijada en la base de la torre que le hace de pórtico. Esta torre es de fines del siglo XIX.
Es retablo que debió ver Ricardo del Arco y Garay, tal como se deduce de su Catálogo Monumental; nos lo describe diciendo que en el centro ostentaba la imagen de El Salvador; a ambos lados, San Juan Bautista y San Vicente; en el remate, el Calvario. Los escudos de armas de los Gurreas, pintados y dorados, estaban en la guarnición.
A su vez es uno de los pocos retablos documentados, pues el protocolo fu publicado por Abizanda. De acuerdo con la capitulación del 13 de marzo de 1528, lo hizo el pintor de Zaragoza Gaspar Ortiz. El retablo, de acuerdo con la información recogida de Ricardo del Arco, fue mandado pintar por Martín de Gurrea, señor de Argavieso.
La Pedrela del Retablo del Salvador
Cinco tablas formando una predela estaban en 1966 en Canadá, formando parte de la colección E. B. Hosmer, ubicada en la ciudad de Montreal. Parece ser que el retablo completo fue visto en Argavieso por Ricardo del Arco y Garay, de donde pudo salir durante la Guerra Civil, en que se destruyeron los retablos. La predela fue identificada en la colección mencionada, que no ha sido posible localizar, y, consecuentemente, seguir el paradero de las tablas. Por supuesto, se desconoce la trayectoria seguida por el resto del retablo.
Las tablas forman parte de una predela o banco, es decir, la parte baja, la que se apoya en la mesa del altar y que servía de base al resto del retablo. La anchura aproximada del conjunto es de 185 centímetros.
Los temas son Santa Bárbara, Santa Ana con la Virgen niña, Cristo, varón de dolores, en otras ocasiones denominado de la misa de San Gregorio o Piedad; Santa Catalina y Santa Quiteria, con el perro furioso.
Es retablo que debió ver Ricardo del Arco y garay, tal como se deduce de su Catálogo Monumental; nos lo describe diciendo que en el centro ostentaba la imagen de El Salvador; a ambos lados, San Juan Bautista y San Vicente; en el remate, el Calvario. Los escudos de armas de los Gurreas, pintados y dorados, estaban en la guarnición.
A su vez es uno de los pocos retablos documentados, pues el protocolo fu publicado por Abizanda. De acuerdo con la capitulación del 13 de marzo de 1528, lo hizo el pintor de Zaragoza Gaspar Ortiz.
El retablo, de acuerdo con la información recogida de Ricardo del Arco, fue mandado pintar por Martín de Gurrea, señor de Argavieso.
Según la capitulación publicada por Abizanda y recogida por Arco y Garay, hay una diferencia entre la relación de temas de la predela y la iconografía real de la tabla de Montreal, pues en el encargo es mencionada Santa Lucía, que no aparece en la predela conservada. En su lugar aparece Santa Ana. Tampoco coincide el orden de las imágenes. El maestro pintor recibió el encargo de un trabajo de 10 palmos, que equivale a unos 1´93 metros aproximadamente, y la predela mide 1´85 metros, por lo que deduce que se trata de la misma obra. Lo que no menciona Post es que Ricardo del Arco, recogiendo información del contrato, en éste se especifica que debe ser de lienzo, es decir, de lino. A pesar de ello concluye que la predela de Montreal es la del pintor Gaspar Ortiz, mencionada en el protocolo de Argavieso. E insiste en que este pintor, formado bajo la influencia de Miguel Jiménez, es el autor de la predela de Montreal, y consecuentemente de Argavieso, pues ha llegado a esa conclusión, tal como afirma, después de muchos años de investigación en el intento de encontrar un autor diferente.
En el pueblo no hemos podido recoger ninguna información que permitiera concluir en algún sentido. Al no haber podido localizar tampoco la colección de Montreal, no podemos saber si la predela llegó a la colección como procedente de Argavieso, o fue Post el que dedujo que era la de Argavieso, procedencia no definitiva con la que posteriormente se le ha identificado.